Un golpe de calor es un trastorno importante que puede dañar los órganos y causar convulsiones, entre otros problemas. Antes del golpe de calor, se experimenta un síndrome denominado agotamiento por calor. Tener un conocimiento previo de los síntomas de estas afecciones puede ser muy útil durante el verano.

Tanto el golpe de calor como el agotamiento por calor ocurren cuando la temperatura corporal aumenta en exceso. Cuando el cuerpo necesita enfriarse, dirige la sangre caliente hasta la superficie de nuestra piel para expulsar el exceso de calor al entorno. El sudor que se evapora también contribuye a refrescar el cuerpo. El problema aparece cuando el ambiente en el que se encuentra la persona es demasiado cálido o hay un exceso de humedad, con lo que el mecanismo corporal de regulación de la temperatura no funciona.

¿Quién puede sufrir enfermedades relacionadas con el calor?

En las personas sanas, el golpe de calor está relacionado muchas veces con el ejercicio, pues al practicarlo se incrementa la temperatura del cuerpo. Puede suceder especialmente cuando se tiene la costumbre de practicar ejercicio en un ambiente más fresco, o si no se está en forma. Cuando se adquiere la costumbre de moverse en un entorno cálido, el cuerpo aprende a enfriarse de un modo más eficiente.

Factores que incrementan la posibilidad de sufrir golpes de calor o agotamiento:

No tener una buena condición física.

Practicar ejercicio en un entorno cálido y húmedo.

Estar deshidratado.

Ser grande físicamente (con un cuerpo musculoso u obeso).

Consumir alcohol.

Utilizar algún equipamiento mientras se hace deporte, como las espinilleras en fútbol.

Tener alguna enfermedad que dificulte bajar la temperatura del cuerpo.

Tomar ciertos suplementos o medicamentos, incluso los diuréticos y los beta bloqueadores.

Signos y síntomas del agotamiento por calor

El agotamiento por calor se produce cuando aumenta la temperatura del cuerpo, aunque no tanto como para llegar a afectar al cerebro. Si alguien muestra síntomas de confusión, es posible que se trate de este tipo de trastorno y se debe buscar rápidamente ayuda.

Según las indicaciones del CDC (Centers for Disease Control and Prevention), la sintomatología incluye:

Sentirse débil o cansado.
Sufrir mareos.
Sudar con profusión.
Tener náuseas.
Pulso débil, pero rápido.
Sentir un fuerte dolor de cabeza.
Tener la piel húmeda, fría y pálida.
En el caso de sufrir los síntomas, hay que enfriarse rápidamente: buscar la sombra, quitarse la ropa, encender el aire acondicionado y beber algo frío. Si después de una hora persiste el malestar, se debe buscar ayuda.

Signos y síntomas de un golpe de calor

El golpe de calor se produce cuando la temperatura corporal alcanza los 40 grados Celsius, con lo que pueden verse afectados el cerebro y el cuerpo.

Se trata de un trastorno grave. En el caso de sospechar que estás sufriendo los síntomas, se debe buscar ayuda médica de forma inmediata. Si te encuentras en algún lugar donde hay personal médico (en un partido de fútbol o en una competición de atletismo, por ejemplo), no dudes en avisarles. Otra opción es llamar al 911 o a un número para situaciones de emergencia de tu localidad. Esta afección tiene algunos síntomas en común con el agotamiento por calor, como el mareo, náuseas y dolor de cabeza, además de los siguientes:

Dificultad para seguir andando.
Sentir irritabilidad, confusión e incluso alucinaciones.
Ponerse la piel roja, haya sudoración o no.
Sufrir convulsiones.
El golpe de calor se produce cuando la temperatura corporal alcanza los 40 grados CelsiusSi alguien sufre un golpe de calor, es recomendable tratar de refrescarlo mientras se espera que llegue la ayuda médica. Los sanitarios decidirán el modo más conveniente de enfriar al paciente antes de dirigirse al hospital, aunque también dependerá de si requiere algún tipo de tratamiento médico. Una buena manera de enfriar a la persona que padece este trastorno es meterla en la bañera con agua y hielo.

Si en ese momento no es posible, también puede funcionar una ducha de agua fría con una manguera o colocar toallas bien húmedas y frías sobre el cuerpo, cambiándolas cuando se calienten.