En su histórica visita a Emiratos Arabes, el Sumo Pontífice se mostró junto al imán Ahmed al Tayeb.

El papa Francisco hizo historia al convertirse en primer pontífice que visita la península arábiga, cuna del islam. En el primer día de su visita también regaló al mundo una foto icónica y viral: un beso con su “amigo y hermano querido” el imán Ahmed al Tayeb, máxima autoridad de la mezquita Al Azhar y del islam sunita.

La imagen fue tomada este lunes, durante el primer el primer día del Papa en Abu Dhabi, cuando participó de una reunión internacional interreligiosa y firmó un documento sobre la “lucha contra el extremismo”.

Todo el día, el Papa, vestido de blanco, y el gran imán sunita del instituto egipcio Al Azhar, de negro, se mostraron juntos de manera fraterna, frente a la gran Mezquita Zayed –una de las más grandes del planeta–, y luego se besaron en la tribuna de la conferencia interreligiosa, bañada por una lluvia de hojas de olivo.

Ambos condenaron toda discriminación contra las minorías religiosas y llamaron a la fraternidad.

Antes de viajar, el Papa había había calificado a Al Tayeb de “amigo y hermano querido”. Ya lo había visitado durante su viaje a Egipto en 2017 y antes ambos se habían encontrado en el Vaticano. De hecho, Al Tayeb fue quien recibió al Papa en el aeropuerto en Abu Dhabi.

El discurso del Papa

En su discurso durante el encuentro, Francisco habló de Justicia, de no violencia, de paz y del desarme, expresando firme oposición a la utilización de la religión para fines que no sean pacíficos.

Para Francisco, “no hay violencia que encuentre justificación en la religión”.

“La fraternidad humana nos exige, como representantes de las religiones, el deber de desterrar todos los matices de aprobación de la palabra guerra”, indicó. En la visión del pontífice, la guerra es sinónimo de “miseria” y “crueldad”.

“Juntos, hermanos de la única familia humana querida por Dios, comprometámonos contra la lógica del poder armado, contra la mercantilización de las relaciones, los armamentos de las fronteras, el levantamiento de muros, el amordazamiento de los pobres”, dijo.

A todo eso “nos oponemos con el dulce poder de la oración y con el empeño diario del diálogo”, agregó.