Roger no pudo contener las lágrimas durante su discurso como subcampeón del Abierto de Australia 2009 y el hecho dejó una marca en la historia del tenis.
“Dios, esto me está matando”. La frase pertenece a un Roger Federer roto en llanto, con lágrimas corriéndole por las mejillas mientras el Rod Laver Arena lo ovacionaba. El suizo había caído en la final ante Rafael Nadal y no pudo contener su tristeza. No le salían las palabras. Su intento de discurso conmovió a todos. Se fue de escena para ceder el micrófono. El susto de Roger Federer por el “ataque” de una langosta Roger Federer hizo magia y revolucionó las redes Federer: “La Copa Davis no puede convertirse en una Copa Piqué” Roger Federer llevó su infancia a Wimbledon Federer, a full con el Mundial Roger Federer es Nº1 del mundo otra vez ‹ › El 1° de febrero de 2009, el suizo ya estaba cerca de ser el mejor de la historia. Era cuestión de tiempo para que ese mote sea sinónimo de su apellido. Esa noche buscaba su Grand Slam número 14 para igualar el récord de Pete Sampras. Sin embargo, tuvo en frente al español que, con 22 años y como líder del ranking ATP, logró su único Abierto de Australia: 7-5, 3-6, 7-6 (7-3), 3-6 y 6-2 en 4 horas y 36 minutos. La demostración más humana de Roger se debió a un contexto muy particular, que sólo a un ganador nato le generaría semejante angustia. No sólo quería alcanzar a Pistol Pete, sino que anhelaba vengarse de Rafa. Es que el mallorquín lo había vencido en todas las superficies y estaba 13-6 en el historial. Además, Su Majestad llevaba disputadas 14 de las últimas 15 finales de Grand Slam, aunque cayó en cuatro de ellas -en tres, ante el español, incluyendo la “Batalla de todos los tiempos”, en Wimbledon 2008-. Otro dato: en la temporada anterior, el zurdo le había arrebatado el cetro mundial, tras 237 semanas de Roger como número 1. Nadal levantó el trofeo, se paró frente al micrófono, saludó a Roger y lo elogió: “Antes que nada, lo siento por lo de hoy, pero eres un gran campeón, uno de los mejores de la historia. Vas a superar los 14 títulos de Sampras, seguro. Felicitaciones por toda tu carrera y te deseo la mejor de las suertes para el resto de la temporada”. Luego lo abrazó de la manera más fraternal, dando lugar a una de las imágenes más recordadas. Eso le dio algún tipo de fuerza al de Basilea. Luego de la caída y del llanto desconsolado ante los ojos del mundo y de Mirka, su esposa, volvió a tomar la palabra. “Voy a hacer un intento más”. Felicitó al campeón, agradeció como suele hacerlo y se corrió, con su plato gigante bajo el brazo. La historia se sigue escribiendo y hoy, diez años después, Federer tiene 20 trofeos de Grand Slam, siendo récord absoluto en tenis masculino. Obtuvo el Abierto de Australia al año siguiente y en 2017 se tomó revancha ante Rafa en otra final de antología -obtuvo el título también en 2018-. Aquella noche, Roger demostró que los grandes ganan, pierden y lloran, pero se vuelven a poner de pie.

Mirá acá el discurso en el que Roger Federer lloró desconsoladamente.